La inteligencia de Diego se manifestó desde su infancia, durante la cual fue aprendiz y ayudante de su padre. Le tocó trabajar en la iglesia y convento de Santa Teresa, concluida en 1687, y en la Compañía de Jesús, terminada en 1698.
Al fallecer Joseph de Porres en 1703, su hijo Diego se encontraba trabajando con él en La Recolección, por lo que le correspondió terminarla. A sus 25 años, su prestigio debió ser considerable, pues ese mismo año, el Ayuntamiento lo nombró Arquitecto Mayor de la Ciudad.
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