A partir de una nota publicada por Cvander acerca de las cámaras viejitas escribo la siguiente nota.
En 2006 en Guatemala, la situación de impresión de fotografías digitales raya en lo absurdo y demente. Por ejemplo, la impresión de una fotografía 4×6″ (tamaño estándar de una postal) cuesta alrededor de Q1,95 (US$ 0,25) mientras que la impresión de una una foto 4×6″ proveniente de un rollo de película cuesta entre Q1,00 y Q1,50 (US$ 0,13 y 0,19). Hasta aquí todo parece normal, pero cuando escarbamos un poquito más en el proceso de la transacción nos damos cuenta que penalizan a las personas que usan cámaras digitales.
¿Vamos a ver, expliqueme eso un poco más despacio y detalladamente que no le entiendo joven?
Bien, es sencillo las tres empresas grandes que en Guatemala se dedican a la impresión de fotografías (QuickPhoto, Fuji, Agfa y Kodak [gracias Aroldo]) están convirtiendo todas sus maquinas a impresoras digitales (y no me refiero a esas maquinitas de escritorio) y por lo tanto están invirtiendo una buena cantidad de dinero para esta transición. Tiene sentido que quieran cobrar un poco mas por la impresión de fotografías. Lo que no tiene sentido es que las maquinas ahora son impresoras digitales por lo que si uno les lleva un rollo tienen que digitalizarlo (escanearlo) primero y luego mandarlo a la cola de impresión digital (queue). Esto supone mucho más trabajo para poder imprimir una fotografía desde un rollo de película, pero estas tres empresas penalizan a las personas que les llevan archivos digitales que solo tienen que arrastrar desde una memoria o disco a la cola de impresión.
Sí, en pocas palabras aquellos que les lleven archivos de su cámara digital van a pagar más por el mismo tamaño de impresión que aquellos que les lleven un rollo; a pesar que el rollo tiene que escanearse primero y crear archivos y luego enviarlos a la cola de impresión. Veamos este escenario en números.
Persona Dig lleva su memoria SD con 24 fotografías para impresión. El joven que le atiende inserta la memoria en el lector y arrastra los 24 archivos a la cola de impresión de 4×6″ y le indica a persona Dig que tiene que cancelar Q46,80 en caja y que regrese en un hora.
Persona Anag espera mientras terminan de atender a Dig, luego le entrega un rollo de 24 exposiciones ya revelado al joven del laboratorio y le indica que quiera una impresión por cada fotograma. El joven del laboratorio saca su calculadora y multiplica Q1,00 x 24 y le indica a persona Anag que debe cancelar Q24,00 en caja y regresar en una hora. Después, el joven toma el rollo, ya cortado en tiras de 4 fotogramas, y lo lleva a la impresora digital y lo inserta, tira por tira, en el escaner que se le ha agregado a la impresora precisamente para este tipo de escenarios. Antes de proseguir, se da cuenta que ya están listas los fotografías de la persona Dig, las guarda en un sobre y las coloca en la bandeja de trabajos a entregar. Ahora, continua digitalizando cada exposición y cada una deber seleccionar un área de escaneo dentro del fotograma que corresponda a una impresión de 4×6″; si es un poco dedicado a su trabajo y calidad, les aplicara el filtro de auto-niveles para obtener un mejor color y remover las tendencias a un color (color casts en inglés). Al terminar de escanear, seleccionar el área de impresión y un mínimo retoque de las 24 tomas, guarda los archivos en una carpeta temporal y arrastra los ficheros a la cola de impresión 4×6″.
Por todo este trabajo la empresa cobra Q24 mientras que cobra casi el doble por arrastrar unos archivos de una memoria. Así de ridículo es el cobro por la impresión de las fotografías digitales en Guatemala.
¡Qué alguien me lo explique!
Nota aclaratoria:
En esta nota estoy usando precios promedio para dar la idea de lo ilógico de cobrar más por una impresión cuando la fuente es un archivo digital. Los precios varían de una empresa a otra, pero la relación del cobro se mantiene. También, estoy tomando como base las sucursales que hay en La Antigua Guatemala, pero no veo porque tendría que ser diferente en la ciudad capital.